CRÍTICA Susurros del corazón

Una joya oculta

Si hablamos de Studio Ghibli todo el mundo piensa rápidamente en Totoro, Mononoke, Chihiro… y por supuesto en Hayao Miyazaki. Sin embargo, ‘Susurros del corazón’, película que pasó desapercibida mucho tiempo, no fue dirigida por el conocidísimo Miyazaki, sino por Yoshifumi Kondo, quien pudo haberse convertido en otro de los grandes directores de la animación de no ser por su prematura muerte a los 47 años.

Sin embargo el guión fue escrito por nuestro genio Miyazaki, por eso la película destila ese estilo propio que tanto conocemos en el estudio.‘Susurros del corazón’ se convirtió en otra de las obras maestras del estudio de animación japonés que hoy en día y dada su popularidad mundial todo el mundo reconoce.

Shizuku y los libros

Shizuku es una adolescente amante de la lectura y aficionada a traducir canciones extranjeras. Un día descubre, en las tarjetas que llevan los libros de la biblioteca, que todos los libros que escoge para leer ya han sido leídos por otra persona, Seji Amasawa; intentará averiguar quién es ese misterioso personaje que ha leído los 
mismos libros que ella. 

Mientras tanto, la vida va pasando y Shizuku aún no ha decidido si seguirá estudiando y en caso de hacerlo a qué se dedicará. Preocupada por su futuro y con una crisis existencial adolescente, un día, camino de la biblioteca, se distraerá persiguiendo a un gato y encontrará una zona desconocida de la ciudad, un pequeño paraíso al que acudirá a menudo para contemplar la figura de un gato de una tienda de antigüedades llamada Barón.

Mientras sueña con que Seji podría ser su príncipe azul, conocerá al nieto del dueño de la figura del Barón, un estudiante de lutier. Ambos pensarán en su futuro y se retarán a sí mismos para ver de qué son capaces.

Escucha a tu corazón

La película nos narra una historia fantástica que cualquiera habríamos podido vivir. Podemos sentirnos identificados con los personajes y sus problemas: unos adolescentes que quieren seguir sus sueños aun sin saber muy bien todavía cuáles son, un escenario urbano real y unos personajes normales y realistas que cualquiera podríamos reconocer, como la hermana mayor preocupada por el futuro de Shizuku, el padre un poco más permisivo que quiere que siga sus sueños, unos compañeros de colegio con los típicos problemas adolescentes… En conjunto nos trasladan a una historia absolutamente realista pero narrada de una forma mágica que nos llena de alegría al ver la película. 

Mención aparte para la maravillosa pero breve historia del Barón Humbert von Gikkingen y la trama de amor oculta de su dueño. También la metáfora de la piedra preciosa en bruto escondida en sus ojos. Sin embargo, son las escenas en las que se recrea brevemente la historia escrita por la protagonista las que le dieron la popularidad a este personaje que volvió a aparecer en una película de Studio Ghibli, ‘Haru en la colina de los gatos’.

Country Roads

Si hay algo que caracteriza a 'Susurros del corazón' es su banda sonora y su tema central 'Take Me Home, Country Roads', canción de John Denver, y sus versiones traducidas para la película en diferentes idiomas para cada país, interpretada por Olivia Newton-John para la versión inglesa y por Yoko Honna en la versión japonesa, que no pararemos de tararear, dándole cierta nostalgia pero también alegría a la película.

Otro de los puntos clave que convierten esta película en una maravilla son los paisajes realistas de la ciudad, sacados de la colina del Monte Tama cerca de Tokio, donde participó el artista Naohisa Inoue. Los escenarios llenos de detalles como la casa de Shizuku, la biblioteca, o la tienda de antigüedades, consiguen transportarnos a la película como si estuviéramos allí.

‘Susurros del corazón’ fue una gran desconocida en el mundo occidental largo tiempo, sin embargo ahora se la reconoce como una de las grandes obras maestras de Studio Ghibli. Sin duda la participación de Hayao Miyazaki le confiere a la cinta un aura fantástica a pesar de ser de las pocas películas del estudio que no pertenecen al género fantástico. Aun así, la historia está llevada de tal forma que nos sentimos en una nube alegre que nos sumerge en una historia mágica. 

Una película imprescindible, con una historia en la cualquiera nos sentiríamos identificados. 100% recomendable.